Haciendo extensible lo que comentábamos en anteriores artículos sobre la prescripción de entrenamientos de fuerza en personas mayores de 60 años (¡sí, es posible!), nos gustaría hablar de uno de las enfermedades más comunes para esta población y poner encima de la mesa por qué es tan necesaria la adhesión al ejercicio terapéutico de este tipo de pacientes.

Para refrescarte la memoria, querido lector, te recordamos que la osteoporosis es una enfermedad esquelética caracterizada por la pérdida de masa ósea y el deterioro de la microarquitectura del hueso. Es decir: la pérdida de densidad ósea.

Esto conduce a un problema obvio que puede ser el desencadenante incluso de estados de pre-fragilidad y fragilidad: el aumento del riesgo de fracturas. Pero no vayamos tan rápido y hablemos de ella en profundidad.

La osteoporosis, un problema de salud pública

La osteoporosis es una enfermedad con una etiología multifactorial, es decir, que está influenciada por diversos factores. Entre los factores más importantes se encuentran la genética, la edad, el sexo, el estilo de vida y ciertas enfermedades.

  • Genética: existen ciertos genes que pueden influir en la predisposición a desarrollar osteoporosis. Además, se ha observado que la densidad ósea está influenciada por factores raciales, siendo más común en personas de raza blanca y asiática.
  • Edad: con el paso del tiempo, se produce una disminución en la capacidad del cuerpo para producir hueso nuevo y mantener la densidad ósea. Esto hace que las personas mayores sean más propensas a padecer esta enfermedad.
  • Sexo: se ha observado que las mujeres tienen mayor predisposición a desarrollar osteoporosis que los hombres. Esto se debe a que las mujeres tienen menos masa ósea que los hombres y además, la menopausia puede provocar una disminución acelerada en la densidad ósea debido a la disminución de los niveles de estrógeno.
  • Estilo de vida: una alimentación pobre en calcio y vitamina D, el sedentarismo y el consumo de alcohol y tabaco pueden influir en la aparición de esta enfermedad.

Finalmente, ciertas enfermedades como la enfermedad de Cushing, la artritis reumatoide, la diabetes, la enfermedad celíaca y la insuficiencia renal crónica, entre otras, pueden influir en la aparición de la osteoporosis.

Pero, ¿qué prevalencia tiene?

Es una enfermedad muy prevalente en la población mundial, especialmente y como ya hemos mencionado en las mujeres posmenopáusicas y en los adultos mayores. Veamos algunos datos relevantes a nivel epidemiológico:

  • Se estima que aproximadamente 200 millones de personas en todo el mundo padecen esta enfermedad.
  • Solo en Estados Unidos, se calcula que más de 10 millones de personas la padecen y otros 44 millones están en riesgo de padecerla.
  • En Europa, se estima que el 22% de las mujeres mayores de 50 años tienen osteoporosis y en España, se calcula que afecta a más de 3 millones de personas.

Es por ello que debemos tenerla en cuenta como un grave problema de salud pública a nivel mundial que se relaciona directamente con el envejecimiento poblacional de los países del primer mundo.

osteoporosis en el mundo

La aplicación de ejercicio terapéutico

El ejercicio terapéutico es una herramienta muy útil en el tratamiento y prevención de esta enfermedad. La práctica regular de ejercicio físico puede contribuir a aumentar la densidad ósea, mejorar la calidad del hueso y reducir el riesgo de fracturas.

El ejercicio físico ayuda a mantener y mejorar la masa ósea, ya que estimula la formación de hueso nuevo y aumenta la densidad ósea. Además de mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y el equilibrio, lo que reduce el riesgo de caídas y, por lo tanto, de comorbilidades que serían fatales para personas de edad avanzada.

Es importante destacar que el tipo de ejercicio y la intensidad deben ser adecuados para cada persona en función de su estado de salud y su capacidad física. Los ejercicios más recomendados para prevenir y tratar la osteoporosis son los que implican impacto y carga en los huesos, como caminar, correr, saltar o levantar pesas. También son útiles los ejercicios de fortalecimiento muscular y de equilibrio.

Prescribir a nuestros pacientes un programa de ejercicio terapéutico que se adecúe a sus necesidades y se relacione con pautas de una alimentación adecuada y rica en nutrientes esenciales como el calcio y la vitamina D, es decir, un tratamiento global y multidisciplinar será esencial para que nuestro tratamiento alcance el éxito.

Entonces, ¿fisioterapia digital para qué?

En la medida en que hablamos de un problema de salud pública que afecta a un sector poblacional cada vez mayor, debemos encontrar soluciones que sean extrapolables a un gran número de personas pero que no impliquen la saturación de los servicios de salud nacionales.

Es decir, tenemos una enfermedad y un tratamiento (no farmacológico) y queremos hacer llegar ese tratamiento al mayor número de pacientes posible…

¡Pues sí, de nuevo, la solución son las herramientas digitales!

La fisioterapia digital y las herramientas que la favorecen son, sin duda, el nexo de unión necesario entre los pacientes y los profesionales sanitarios que garantizará la mejora de la calidad de vida de este perfil de paciente. ¿Tienes dudas?

 

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