El entrenamiento físico, una subcategoría de la actividad física (AF), se define como cualquier régimen de ejercicio estructurado con el propósito de mejorar o mantener la aptitud cardiorrespiratoria (CRF), la fuerza, la salud, la independencia funcional, el rendimiento atlético o una combinación de estos objetivos. La capacidad aeróbica o CRF se expresa típicamente en mL O2/kg/min o equivalentes metabólicos (MET; 1 MET = 3.5 mL/kg/min) y se puede determinar mediante pruebas directas o indirectas.

¿Cómo mejorar el rendimiento y la salud?

La evidencia científica demuestra que la actividad física regular, el entrenamiento físico estructurado y los niveles más altos de CRF previenen el desarrollo de aterosclerosis cardiovascular (CV) y enfermedades cardiovasculares (CVD), reduciendo la incidencia de eventos asociados a enfermedades coronarias (CHD). Cumplir con las pautas actuales de actividad física está asociado con una menor probabilidad de hospitalización, ingreso en la unidad de cuidados intensivos y muerte entre pacientes con enfermedad por coronavirus (COVID-19). Niveles más altos de CRF también parecen conferir resultados más favorables en casos de COVID-19. En general, los datos actuales sugieren que no cumplir con las recomendaciones actuales de actividad física puede tener efectos sobre la salud tan perjudiciales como los del tabaquismo y la obesidad.

 

En este contexto, la digitalización se presenta como una herramienta esencial para maximizar los beneficios de la actividad física y la rehabilitación. Plataformas innovadoras permiten a los usuarios seguir sus progresos, ajustar sus rutinas de ejercicio y optimizar su salud de manera efectiva y personalizada.

Bioenergética del ejercicio en mitocondrias y miocitos

La mitocondria, conocida como la central energética del miocito, está estratégicamente situada dentro del retículo subsarcolemal y los espacios miofibrilares internos, satisfaciendo las necesidades energéticas de los miocitos siempre que el suministro de oxígeno sea adecuado y sostenido. Mantener la función mitocondrial es esencial para reducir la sarcopenia relacionada con la edad y el deterioro de la función muscular. La CVD está asociada con el deterioro de la función mitocondrial. El ejercicio aeróbico crónico se reconoce ahora como una estrategia viable y duradera para preservar la salud y funcionalidad mitocondrial, lo que se correlaciona con una mejora en la bioenergética muscular y la salud cardiovascular a largo plazo.

Mitocondria y envejecimiento

Las mitocondrias de los tejidos musculares (esquelético, cardíaco, liso) forman un retículo altamente organizado, proporcionando la capacidad para satisfacer las demandas de energía cambiantes y agudas de los miocitos respectivos. A medida que envejecen, las mitocondrias pueden acumular lesiones y cambios en su ADN. La función mitocondrial se mantiene mediante un equilibrio entre la biogénesis (formación de nuevas mitocondrias), fusión, fisión y mitofagia. En condiciones ideales, estos procesos se equilibran para mantener un pool mitocondrial funcional con una homeostasis adecuada entre consumo y producción de energía. El deterioro del recambio mitocondrial y la mitofagia están asociados con aterosclerosis, miocardiopatía, hipertrofia cardíaca y lesión por reperfusión, posiblemente debido a alteraciones en la producción de ATP y un aumento en la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS).

Implicaciones clínicas

El envejecimiento y la inactividad física alteran el equilibrio del pool mitocondrial hacia la fisión y la mitofagia, lo que resulta en sarcopenia y una menor capacidad de respuesta del tejido a las demandas de energía. Sin embargo, las siguientes observaciones sobre el ejercicio regular son clínicamente relevantes:

 

  • Aumenta el número de mitocondrias en los miocitos y mejora el transporte de electrones y la fosforilación oxidativa.
  • Se asocia con una menor producción de ROS y, por lo tanto, niveles más bajos de estrés oxidativo.
  • Aumenta la mitofagia, lo que se correlaciona con un aumento de la biogénesis mitocondrial y una mejora en el rendimiento muscular.

 

El ejercicio no solo ayuda a mantener la fuerza motora funcional y la masa muscular, sino que a nivel celular también ayuda a los miocitos a mantener la capacidad de biosíntesis de ATP y asegurar que su reserva mitocondrial sea óptimamente funcional. Las mitocondrias más sanas también pueden estar menos predispuestas a aumentar el tono oxidativo y desencadenar la apoptosis de los miocitos. En un estudio, los pacientes con enfermedad de las arterias coronarias que participaron en un programa de ejercicio durante 8 meses mostraron un aumento del 137% en la capacidad antioxidante total. El ejercicio continuo a lo largo de la vida atenúa la pérdida de función mitocondrial y la salud a medida que los pacientes envejecen. Además, el ejercicio regular ayuda a controlar el peso corporal y la grasa corporal, previene la aparición del síndrome metabólico y mantiene la sensibilidad a la insulina del músculo esquelético, entre otros beneficios cardioprotectores.

Recomendaciones actuales de actividad física para la salud

Las Directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2020 ofrecen recomendaciones sobre la cantidad (frecuencia, intensidad, duración) y tipos (aeróbicos, de fuerza, de equilibrio) de actividad física que proporcionan beneficios significativos para la salud. Se recomienda a los adultos realizar al menos 150 a 300 minutos de actividad física (AF) aeróbica de intensidad moderada, o 75 a 150 minutos de AF aeróbica de intensidad vigorosa, o una combinación equivalente durante la semana. Esta recomendación incluye ahora un rango (150 a 300 min/semana) en lugar de un mínimo de volumen (≥150 min/semana), reconociendo que mayores volúmenes de AF producen mayores beneficios para la salud. Los adultos pueden aumentar sus niveles de AF más allá de lo recomendado (hasta 300 min/semana de AF de intensidad moderada o hasta 150 min/semana de AF de intensidad vigorosa) para obtener beneficios adicionales para la salud. Otro cambio importante es la eliminación del requisito de realizar la AF en intervalos de al menos 10 minutos, ya que se ha demostrado la importancia de episodios acumulados de AF de corta duración (1-2 minutos).

 

Además de las actividades aeróbicas, se aconseja a los adultos realizar ejercicios de fortalecimiento muscular de intensidad moderada o alta que involucren todos los grupos musculares principales en al menos 2 días a la semana. Los adultos mayores (>65 años) deben incorporar AF multicomponente que enfatice el equilibrio funcional y la fuerza a una intensidad moderada o alta en al menos 3 días/semana para mejorar la capacidad funcional y prevenir caídas. Anteriormente, el entrenamiento de fuerza y AF solo se aplicaba a adultos mayores con poca movilidad, pero ahora se aplica a todos los adultos mayores, independientemente de sus capacidades funcionales.

Actividad física, aptitud cardiorrespiratoria y salud cardiovascular

Limitación del comportamiento sedentario

Un nuevo aspecto de las directrices es la recomendación de limitar el comportamiento sedentario, ya que un mayor tiempo sedentario está asociado con un CRF más bajo, una peor salud cardiometabólica, un mayor riesgo de desarrollar CVD, diabetes mellitus tipo 2 (DM), cáncer y un mayor riesgo de mortalidad (por todas las causas, CV y cáncer). El tiempo sedentario debe reducirse en todos los grupos de edad, ya que reemplazarlo con actividad física se asocia con mejores resultados de salud.

 

Existe una relación dosis-respuesta entre el tiempo sedentario y los indicadores de salud, como la mortalidad por todas las causas, la mortalidad por CVD y los incidentes de CVD. Las personas que informan un tiempo sedentario medido objetivamente superior a 9.5 h/día tienen un riesgo significativamente mayor de mortalidad en comparación con aquellas con 7.5 h/día. Reemplazar 30-60 min/día de tiempo sedentario con cualquier tipo de AF se asocia con reducciones de riesgo en varios marcadores de salud, siendo más significativos los estimados para la MVPA en comparación con actividades de baja intensidad.

La relación dosis-respuesta del ejercicio como medicina

Las personas con un estilo de vida físicamente activo tienen un menor riesgo de desarrollar y progresar en muchas enfermedades crónicas, incluidas las ECV, varios tipos de cáncer, enfermedades metabólicas, trastornos musculoesqueléticos, enfermedades neurológicas, condiciones psiquiátricas y enfermedades pulmonares. Por lo tanto, la actividad física y el ejercicio estructurado pueden ser medicamentos potentes para mejorar la salud. La relación entre los volúmenes de AF y el riesgo de enfermedades cardiovasculares es curvilínea. Las mayores reducciones de riesgo se obtienen al cambiar de un estilo de vida sedentario a uno levemente o moderadamente activo.

 

En este contexto, la digitalización de la fisioterapia ofrece una herramienta poderosa para maximizar los beneficios de la actividad física y la rehabilitación. Plataformas digitales innovadoras permiten a los usuarios seguir sus progresos, ajustar sus rutinas de ejercicio y optimizar su salud de manera efectiva y personalizada.

Transformando la rehabilitación: digitalización y acceso remoto

La digitalización está transformando la forma en que abordamos la rehabilitación física. Este enfoque innovador no solo ofrece personalización en el tratamiento y seguimiento continuo del progreso del paciente, sino que también mejora la accesibilidad y participación del paciente en su recuperación. La adopción de tecnologías digitales por parte de hospitales, clínicas y centros de rehabilitación está marcando un cambio hacia un enfoque centrado en el paciente.

Ventajas de la fisioterapia digital

La integración de tecnologías digitales en la fisioterapia presenta una serie de beneficios significativos:

 

  • Tratamientos híbridos: La combinación de sesiones presenciales y digitales permite a los pacientes recibir atención en su hogar, descongestionando los servicios de rehabilitación y mejorando la calidad del servicio.

 

  • Acceso remoto: Las plataformas digitales ofrecen la posibilidad de acceder a servicios de fisioterapia completamente en línea, desde la valoración inicial hasta la rehabilitación completa, asegurando una atención personalizada y eficiente.

 

  • Monitorización y triaje digital: La monitorización remota de los tratamientos y la implementación de triajes digitales permiten ajustar las acciones en base a las necesidades del paciente, mejorando la experiencia y optimizando los recursos disponibles.

 

  • Rutinas de ejercicio personalizadas: Las rutinas de ejercicio físico personalizadas que pueden realizarse desde casa ayudan a promover un estilo de vida saludable y activo, reduciendo el sedentarismo y mejorando el estado físico general.

Implicaciones a largo plazo

La digitalización en la fisioterapia no solo mejora la eficiencia y accesibilidad del tratamiento, sino que también abre nuevas puertas para una rehabilitación más efectiva y adaptada a las necesidades individuales de cada paciente. Este enfoque innovador está llevando la rehabilitación a un nuevo nivel, todo ello desde la comodidad y seguridad del hogar del paciente, marcando el camino hacia un futuro de atención médica más integrada y centrada en el paciente.

 

Para más información sobre la relación entre actividad física, aptitud cardiorrespiratoria y salud cardiovascular, consulte el artículo del Dr. López Chicharro aquí.

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