La isquemia

La isquemia es una afección en la que el flujo de sangre a una parte del cuerpo se reduce o se detiene completamente, lo que puede provocar daño celular y, en casos graves, la muerte celular. A pesar de que puede afectar a cualquier parte del cuerpo, es más común en las extremidades, especialmente en las piernas.

Como fisioterapeutas, es importante que comprendamos la isquemia y cómo afecta a nuestros pacientes. En esta entrada de blog, discutiremos qué es la isquemia, sus causas, cómo podemos prevenirla, sus tratamientos y cómo podemos tratarla como fisioterapeutas.

¿Cuáles son sus causas?

La afección puede deberse a una variedad de motivos, como una obstrucción en una arteria o una lesión en un vaso sanguíneo. A continuación, se enumeran algunos de los más comunes:

  1. Aterosclerosis: Esta es una enfermedad en la que las arterias se estrechan debido al depósito de sustancias grasas y otras sustancias en sus paredes. Este estrechamiento puede restringir el flujo sanguíneo a los órganos y tejidos, lo que puede provocar isquemia.
  2. Trombosis: La trombosis es la formación de un coágulo de sangre en el interior de una arteria o vena, lo que puede bloquear el flujo sanguíneo y causar la afección.
  3. Embolia: La embolia es similar a la trombosis, pero en lugar de un coágulo que se forma dentro del cuerpo, es un coágulo que se ha formado en otro lugar del cuerpo y que se ha desplazado a una arteria o vena más pequeña, bloqueando el flujo sanguíneo y causando la isquemia.
  4. Vasoespasmo: El vasoespasmo es la contracción espasmódica de los vasos sanguíneos, lo que reduce el flujo sanguíneo y puede provocarla.
  5. Trauma: El trauma, como una lesión por aplastamiento o una fractura, puede comprimir los vasos sanguíneos y reducir el flujo sanguíneo, lo que puede provocarla.
  6. Enfermedades autoinmunitarias: Algunas de estas enfermedades, como el lupus, pueden provocar la inflamación de los vasos sanguíneos, lo que puede reducir el flujo sanguíneo y desencadenarla.
  7. Anemia: Esta es una condición en la que hay una cantidad insuficiente de glóbulos rojos en la sangre, lo que puede reducir la cantidad de oxígeno que se transporta a los tejidos y desencadenar la afección.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas de la isquemia varían según el área del cuerpo que se vea afectada, pero aquí hay algunos síntomas generales que pueden estar presentes en diferentes tipos de isquemia:

  1. Dolor: Este es uno de los síntomas más comunes de la isquemia, el cual puede ser agudo, sordo, quemante o punzante y puede variar en intensidad.
  2. Entumecimiento o debilidad: La afección puede causar entumecimiento o debilidad en el área afectada. Esto se debe a que la falta de oxígeno y nutrientes puede dañar los nervios.
  3. Cambios en la piel: También puede causar cambios en la piel, como palidez, enrojecimiento o decoloración. Además, puede sentirse fría al tacto.
  4. Dificultad para hablar o comprender: Si llega a afectar el cerebro, puede causar dificultad para hablar o comprender lo que se está diciendo.
  5. Problemas respiratorios: Si afecta los pulmones, puede causar dificultad para respirar o una sensación de opresión en el pecho.
  6. Alteraciones visuales: Si la afección afecta a los ojos puede causar visión borrosa, pérdida de la visión o dolor ocular.

¿Qué tratamientos existen? 

La fisioterapia puede desempeñar un papel importante en su prevención y tratamiento. A continuación, se presentan algunos de sus tratamientos de fisioterapia:

  1. Ejercicio aeróbico: Este es un tipo de ejercicio que aumenta la frecuencia cardíaca y la respiración, mejorando así la circulación sanguínea. Practicado de forma regular puede mejorar la resistencia física y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  2. Terapia ocupacional: Este tipo de terapia se enfoca en mejorar la capacidad del paciente para realizar actividades de la vida diaria. Puede incluir el uso de dispositivos de asistencia y adaptaciones para facilitar la independencia y reducir el estrés sobre el sistema cardiovascular.
  3. Estiramientos: Los fisioterapeutas pueden enseñar ejercicios de estiramiento específicos que ayuden a mejorar la movilidad y la flexibilidad, reduciendo la rigidez muscular y mejorando la circulación sanguínea.
  4. Técnicas de masaje: El fisioterapeuta puede realizar diferentes tipos de masaje según las necesidades del paciente.
  5. Estimulación eléctrica: Se pueden utilizar diferentes tipos de corrientes eléctricas para lograr diversos efectos terapéuticos.
  6. Hidroterapia: La hidroterapia consiste en realizar ejercicios en el agua para mejorar la circulación sanguínea y reducir el estrés en las articulaciones. El agua proporciona un ambiente de baja gravedad que reduce la carga sobre el cuerpo.

Es importante recordar que cada paciente es único y que los tratamientos de fisioterapia deben adaptarse a las necesidades individuales de cada persona. Por tanto, es necesario realizar una evaluación exhaustiva antes de diseñar un plan de tratamiento específico.

¿Cómo podemos prevenirla?

Los fisioterapeutas pueden ayudar a prevenirla en sus pacientes mediante las siguientes medidas:

  1. Promover el ejercicio regular: El ejercicio puede mejorar la circulación sanguínea, lo que es posible que reduzca el riesgo de padecerla. Los profesionales pueden recomendar ejercicios específicos y personalizados para sus pacientes según sus necesidades y limitaciones.
  2. Evitar la posición sedente prolongada: Permanecer sentado durante largos períodos de tiempo puede disminuir el flujo sanguíneo en las piernas, lo que aumenta el riesgo de desarrollar trombos y de isquemia. Los fisioterapeutas pueden aconsejar a sus pacientes que se levanten y caminen regularmente para mejorar la circulación sanguínea.
  3. Mantener una buena postura: Una mala postura puede comprimir los vasos sanguíneos y reducir el flujo sanguíneo. Los fisioterapeutas pueden enseñar a sus pacientes a mantener una postura adecuada para prevenirla.
  4. Controlar los niveles de colesterol y glucemia: Los niveles elevados de colesterol y glucemia pueden causar daño a los vasos sanguíneos, lo que puede llevar a sufrirla. Los fisioterapeutas pueden trabajar con sus pacientes para establecer un plan de dieta y ejercicio adecuado para mantener estos niveles bajo control.
  5. Utilizar compresión y vendaje: Los fisioterapeutas pueden utilizar técnicas de compresión y vendaje para mejorar el flujo sanguíneo en personas con edema o insuficiencia venosa crónica, lo que puede reducir el riesgo de padecer la afección.

Conclusión

La isquemia se refiere a una disminución del flujo sanguíneo a un área específica del cuerpo, lo que resulta en una disminución del suministro de oxígeno y nutrientes a los tejidos afectados.

Esta afección puede ser causada por una variedad de factores, que incluyen la aterosclerosis, la trombosis, la embolia, el vasoespasmo, el trauma, las enfermedades autoinmunitarias y la anemia.

En cuanto a sus síntomas, estos varían según la ubicación y la gravedad del problema. Los más comunes incluyen dolor, calambres, debilidad, entumecimiento, sensación de frío y palidez en la zona afectada.

La terapia de ejercicio y las técnicas de relajación y respiración pueden ser efectivas en el tratamiento de la isquemia, pero es importante trabajar en conjunto con otros profesionales de la salud para asegurarnos de que nuestros pacientes reciban el tratamiento adecuado.

Por último, los fisioterapeutas pueden prevenir la isquemia mediante la promoción del ejercicio regular, la prevención de la posición sedente prolongada, el mantenimiento de una buena postura, el control de los niveles de colesterol y glucemia, la realización de masajes y técnicas de movilización articular y la utilización de técnicas de compresión y vendaje.

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